
Luis Muñoz Marín (derecha) junto al exsecretario general del Partido Comunista Puertorriqueño, Alberto Sánchez (en el centro).
Del 24 al 25 de febrero de 1940 el Comité Central del Partido Comunista de Puerto Rico (PCPR) se reunió en la estancia Treasure Island.[1] El lugar le pertenecía a un compañero de ruta del partido, Elmer Morrison Ellsworth. Graduado de Harvard, Ellsworth llevaba más de 20 años en Puerto Rico. Su nombre alcanzó notoriedad nacional durante el segundo juicio de Pedro Albizu Campos, siendo parte del jurado de nueve estadounidenses y denunciando la estrategia viciada que el gobierno colonial diseñó para encontrar culpable al líder nacionalista.[2] Ellsworth era considerado un liberal, pero apoyó múltiples causas antifascistas y tenía una preocupación profunda por las condiciones de vida de la mayoría de los puertorriqueños. A través de su tenedor de libros, que era miembro del PCPR, Ellsworth ayudaba en lo que podía a los comunistas.
En esos días de febrero, la situación de los comunistas en Puerto Rico era difícil. Aunque en 1939 se logró un exitoso acercamiento al Partido Popular Democrático (PPD) y a su líder, Luis Muñoz Marín, en distintos ámbitos sindicales y sociales, en 1940 se produjo una desaceleración y un enfriamiento de lo que podía convertirse en un nuevo frente popular. La adopción de una actitud antibélica por el PCPR debido al pacto entre la Unión Soviética y la Alemania nazi, más el temor de Muñoz Marín de convertirse en blanco fácil de ataques anticomunistas por parte de la Coalición y los distintos partidos políticos del momento, convirtieron en parias a los comunistas. El sentimiento anticomunista alrededor del mundo incrementó y en los Estados Unidos se iniciaron nuevas medidas legislativas para vigilar y perseguir a los comunistas estadounidenses y a los de Puerto Rico.
Fue así que el Comité Central llevó a cabo una reunión clandestina en las montañas de Cidra. Del evento, César Andreu Iglesias conservó una foto que será reproducida en la biografía escrita por Georg Fromm. Para los que han intentado investigar al PCPR y a los comunistas puertorriqueños de la Tercera Internacional, todavía la foto nos puede parecer misteriosa. Se contemplan más de 30 miembros del PCPR posando. Vestidos de corbata y chaqueta, la mayoría muy delgados, podemos identificar algunos de los líderes que dominan estas páginas. En el suelo observamos a Alberto Sánchez y más a su izquierda a Juan Santos Rivera y Juan Sáez Corales. Detrás de ellos, sentados, está una mujer blanca en un traje negro, no hay duda que es Jane Speed. Detrás de ella está su esposo, César Andreu Iglesias, con quien se había casado hacía menos de un año. De pie, a la izquierda, se pueden ver a los hermanos Rosado de Barrio Obrero. En el centro hay tres hombres negros posando. El de rasgos faciales más perfilados, posando en el centro, es José A. Lanauze Rolón. Junto al médico está su mejor amigo y aliado de Ponce, el abogado Miguel Bahamonde, y después el albañil Estalinao Soler.[3] Un año después, en un reporte interno para el Buró Político del Partido Comunista, Speed describió la reunión como el testimonio de “un núcleo comunista enérgico, entusiasta y activo que estaba listo para llevar a cabo la tarea de construir el Partido, si se le diera el liderazgo”.[4]
El encuentro en Cidra era crucial. Unas semanas atrás, el PPD rechazó públicamente el apoyo del Partido Comunista.[5] Los comunistas discutirían si deberían continuar empujando por una alianza para los comicios que se aproximaban con los populares o cambiar de estrategia. Un informe del FBI, redactado dos años más tarde, señalaba que, a partir de la decisión tomada por el PCPR ese día, el partido logró presentar con éxito a varios de sus miembros como candidatos a puestos municipales y legislativos a través del Partido Popular Democrático (PPD). El informe destacaba como un “éxito” del PCPR la futura elección de Ellsworth en las elecciones de 1940 como representante del distrito de Cidra-Cayey.[6]
La presencia del Comité Central en la estancia de Ellsworth y la conexión con el PPD no era simple casualidad. Era ahí, en un “ranchón”, que se estaba quedando el líder popular, Luis Muñoz Marín, junto a su esposa Inés María Mendoza y su hija de un año, Victoria. En sus memorias, Muñoz Marín recordó a Ellsworth como un amigo “medio arruinado y medio radical”, conocido como el “americano Popular”.[7] En enero de 1968, cuando Ellsworth falleció a sus 72 años, Muñoz Marín lo describió con nostalgia: “Fue uno de los primeros que se unió a este movimiento. Lo hizo por amor a Puerto Rico: amor que se expresaba más por esa parte noble sencilla que es el campesino de Puerto Rico”.[8] Añadió ante su tumba en el cementerio de Hato Tejas en Bayamón: “Viajé en compañía de él por muchos campos de Puerto Rico en ocasión de la organización de este movimiento en el cual creía y el cual se entregó de cuerpo y alma”.[9]
¿Fue Treasure Island, refugio de Muñoz Marín y el PCPR, el salvoconducto para que populares y comunistas pactaran una alianza electoral? ¿Fue de manera directa o indirecta? Ciertamente, hay algunos autores que ven en estas cercanías una prueba definitiva de la cooperación y coordinación del PPD y el PCPR para las elecciones de 1940. Mario Ramos opina que las Memorias de Muñoz Marín están llenas de silencios, siendo uno de ellos la ayuda organizativa brindada por los comunistas a su campaña y victoria de 1940. Ramos señala que de los documentos de la División de Inteligencia se desprende el interés del PCPR en cooperar con el PPD y así adelantar sus causas.[10] Para Carlos Román Espada, es un hecho la alianza entre comunistas y populares. Desde la apropiación de la frase “Pan, Tierra y Libertad”, que apareció originalmente en el periódico del Partido Comunista, Lucha Obrera, hasta los testimonios y documentos de militantes del partido, la “evidencia documental de la colaboración de los comunistas con el PPD es amplia”.[11]
La realidad es que, si ubicamos a la CGT y el ascenso del PPD en una perspectiva global y regional, nos daremos cuenta de cuán importante fue para Muñoz Marín estrechar lazos no solo con la central obrera, sino también con los comunistas. Muñoz siempre rechazó públicamente al apoyo que le brindó el Partido Comunista de Puerto Rico (PCPR) para las elecciones de 1940, pero, como demostraré, eso no significa que no aceptó su ayuda.
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La huelga de los muelles de 1938 y las pasadas luchas obreras que se fueron fraguando desde 1937 representaron un parteaguas en la historia política y social de Puerto Rico. Profundos cambios se avecinaban y los viejos poderes que habían dominado la década de los treinta lentamente se derrumbaban ante nuevos sucesos nacionales e internacionales.
La FLT y el PS sufrieron una división interna. Un grupo liderado por Bolívar Pagán y otro por Prudencio Rivera Martínez se enfrascaron en una agria disputa. Esta giró en torno a las decisiones arbitrarias de Pagán, destituyendo líderes locales del PS y la FLT y “nombrando incumbentes simpatizantes de su política”.[12] Pagán, el máximo líder del partido en la isla, organizó su facción, Acción Socialista, y criticó con severidad la disidencia dentro del partido. La juventud socialista era crítica de este liderato, señalando el progresivo abandono y separación del PS con la clase obrera. Hacia 1939, aunque se intentó sanar estas heridas, las divisiones, reclamos e incapacidad de combatir a los grandes intereses dentro de la Coalición continuaron. Para finales de año, habían sido expulsados Prudencio Rivera Martínez, Antonio Reyes y Epifanio Fiz Jiménez. El primero de estos fundaría en 1940 el Partido Laborista Puro, profundizando aún más la división. Igualmente, Bolívar Pagán, reconociendo el control que tenía Rivera Martínez dentro de la FLT, fundaría una federación sindical nueva: la Federación Puertorriqueña del Trabajo.[13] Probablemente el símbolo de esta decadencia será la muerte del patriarca de ambas organizaciones. El 5 de diciembre de 1939, ante esta degradación del Partido Socialista y la Federación Libre, fallece en Washington el comisionado residente, Santiago Iglesias Pantín.
El Partido Liberal, por su parte, enfrentaba su propia fragmentación. Para 1936, Luis Muñoz Marín, senador y director de La Democracia, propulsaba “boicotear las elecciones y dejar que la Coalición hiciera lo que la pareciera”.[14] Muñoz Marín creía que el partido se dirigía a la ruina porque su programa de independencia estaba teñido “con color de ruina económica” debido a las disposiciones del proyecto Tydings.[15] La propuesta de Muñoz fue derrotada por un voto en una asamblea extraordinaria el 25 de julio en Yauco. Dos meses después, Muñoz Marín junto a Ernesto Ramos Antonini, Samuel R. Quiñones, Vicente Géigel Polanco, entre otros líderes del Partido Liberal, constituyeron una organización dentro del partido: Acción Social Independentista (ASI). A pesar de sus diferencias, este grupo hizo campaña en toda la isla a favor de los liberales para las elecciones de 1936. En 1937, luego de la derrota del partido ante la Coalición, la principal figura de los liberales, Antonio R. Barceló, tornó su atención hacia los disidentes de ASI. El 31 de mayo de 1937, en una finca en el pueblo de Carolina, Barceló y el viejo liderato del Partido Liberal expulsaron a Muñoz Marín y su grupo.[16]
En el interregno de junio de 1937 hasta julio de 1938, Muñoz Marín se concentró en el periódico La Democracia y apoyó activamente las distintas luchas obreras que se dieron en ese periodo. Reconoció el giro radical que se comenzaba a sentir en el movimiento obrero, especialmente luego de la huelga portuaria. En la portada de La Democracia el 18 de enero de 1938, en medio de la huelga de los muelles, se le ve posando al lado del comunista estadounidense y líder de la Unión Nacional Marítima (NMU-CIO), Frederick Myers. Cubrió, igualmente, de manera amplia las demandas de los choferes.
El 20 de julio de 1938, Luis Muñoz Marín fundó el Partido Popular Democrático (PPD). Enfocó su discurso en dos propuestas esenciales: el voto libre (la dignidad del voto) y la redistribución de la tierra (reforma agraria).[17] El campesino (el jíbaro) se convertiría en su figura principal para solicitar su voto. Sin embargo, también se unieron colonos del azúcar, profesionales de cuello blanco, obreros y desempleados.[18] Aunque mayoritariamente independentista, para Muñoz Marín el estatus político no estaba en “issue”. “El electorado al que apelaba con poderosas razones de justicia social no compartía ese sentimiento [de la independencia de Puerto Rico]”, escribió en sus memorias.[19] José Juan Rodríguez Vázquez, en su obra El sueño que no cesa, describe la estrategia discursiva y política de Muñoz Marín de la siguiente manera:
[La estrategia] permitía fundir como fuerzas anticolonialistas a estadistas e independentistas, borrando las diferencias entre estas ideologías y aceptando la igualdad moral de ambas posturas. Esta posición le ayudaría a reclutar electores de ambas tendencias presentando al Partido Popular como un movimiento anticolonialista y democrático, más que como un movimiento independentista. La crítica al régimen colonial continuaría, pero no estaría acompañada de una defensa exclusiva de la vía soberanista. […] Eso era el Partido Popular Democrático: un movimiento anticolonialista preocupado por enfrentar la crisis económica y política del régimen colonial, una nueva organización que reconocía que en el plano de la acción política, con mira a las elecciones, el asunto de estatus tenía que “ser relegado a un segundo plano” y las elecciones se pelearían “a base de democracia y explotación”.[20]
El discurso de los populares y de Muñoz Marín tendrían elementos de nacionalismo cultural y de lucha por la justicia social. El símbolo del partido sería un jíbaro con su tradicional pava y un fondo rojo. Esta tarea recayó en Antonio J. Colorado, quien realizó el dibujo “en el mayor secreto”.[21] Este símbolo fue acompañado con las palabras “Pan, Tierra y Libertad”, lo que a muchos les evocaba la Revolución Mexicana. Sin embargo, también era la consigna que dos años antes el PCPR había colocado de subtítulo en su periódico Lucha Obrera.[22] Además, fue empleado por populistas y socialistas rusos y por los propios bolcheviques durante la revolución de Octubre.[23] Los orígenes o la idea de emplear dicha frase continúan siendo tema de debate[24], pero lo que sí es aparente, como explica Gabriel Villaronga Sweet, es que los comunistas y los populares compartían toda una gama de nociones que contribuyeron al discurso populista naciente.[25]
A los comunistas no se les escapó el discurso de Muñoz Marín, mucho menos la adopción del “Pan, Tierra y Liberta”. Alberto Sánchez, en una asamblea del partido, señaló: “No es casualidad el que Muñoz Marín y sus seguidores, la gente joven del Partido Liberal, fuerza fresca y bastante orientada, coja el nombre para el nuevo partido el de Partido Popular Democrático y su consigna sea la de Pan, Tierra y Libertad”.[26]
Los populares representaron para el PCPR una segunda oportunidad para poder conformar el Frente Popular en Puerto Rico. En diciembre, cuando Alberto Sánchez se preparaba para dar un discurso en Nueva York junto al líder comunista James W. Ford, describió lo que significaba el realineamiento de distintas fuerzas progresistas en frentes populares en toda Latinoamérica, incluyendo a Puerto Rico: “Las victorias electorales del Frente Popular en Chile, la democratización en Cuba, los gobiernos antifascistas en México y Colombia son pasos hacia la independencia de Puerto Rico”. Sobre el PPD, añadió: “El Partido Popular Democrático, el cual surgió de una división dentro del Partido Liberal, está ganando el apoyo de las masas con el eslogan de ‘Pan, Tierra y Libertad’. Funciona con sectores progresistas del Partido Socialista y fuerzas progresistas dentro de los partidos Unión-Republicana y Nacionalistas”.[27]
El acercamiento entre comunistas y populares no se dio de manera inmediata en 1938. Es muy probable que Muñoz Marín y distintos dirigentes del PPD, como Antonio J. Colorado, Vicente Géigel Polanco y Ernesto Ramos Antonini, conocieran y hubieran interactuado con varios líderes del PCPR a través de diversos frentes antifascistas, campañas a favor de los presos políticos, apoyo a la II República Española y numerosas luchas obreras en la segunda mitad de los años treinta. Sin embargo, sería en 1939, cuando los comunistas solidificaron sus posiciones en distintos sindicatos, que comenzó a configurarse este nuevo frente popular. Sánchez continuaría al frente de la Asociación de Choferes (AC), junto a Colón Gordiany. Sáez Corales, tras su regreso de la escuela de dirigentes comunistas en Nueva York, organizaría la Unión Protectora de los Desempleados (UPD). Ambas organizaciones servirían de base para la creación de una nueva unidad obrera que, eventualmente, se convertiría en el brazo sindical del PPD: la Confederación General de Trabajadores (CGT).
Para poder comprender esta estrategia, como señaló Alberto Sánchez al Daily Worker, debemos ubicarnos en el contexto latinoamericano y caribeño de los frentes populares. La demanda agraria, el proyecto de una confederación obrera, el antiimperialismo, el antifascismo y el apoyo a la II República Española fueron experiencias que se manifestaron por toda la región, sirviendo de base para una serie de gobiernos populistas y que, indudablemente, sirvieron de modelo para los populares y los comunistas.
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En Puerto Rico, los comunistas y los populares comenzaron a formalizar su alianza a comienzos de 1939. Debido a que muchos de los cuadros jóvenes se encontraban en Nueva York –en la escuela del Partido Comunista de los Estados Unidos– la responsabilidad de concretar este nuevo frente popular recayó sobre el secretario general, Alberto Sánchez.
El escenario para este acercamiento fue el espacio de las distintas organizaciones obreras dominadas por los comunistas. Fue así que el 29 de enero de 1939, en el IV Congreso de Choferes en Cayey, se dieron los primeros pasos para esta alianza. Los choferes habían invitado a varios líderes de distintos partidos, como Bolívar Pagán y Rafael Martínez Nadal, pero el único que acudió al llamado fue Luis Muñoz Marín. Desde La Democracia, Muñoz cubrió extensamente la lucha del gremio, enfocándose en la ineficiencia de la White Star Bus Line (WSBL) y en la denuncia del monopolio que estas compañías ejercían sobre las rutas de transporte en la zona metropolitana.[28] Alberto Sánchez, Gerardo Ferrao y Francisco Colón Gordiany –los líderes de la Asociación de Choferes (AC)– mantenían informado a Muñoz y la redacción de La Democracia de todos los acontecimientos relacionados a su gremio.
Luis Muñoz Marín fue el único líder político que se presentó aquel domingo en Cayey. “Debo decir francamente que preferiría estar en esta asamblea como delegado de choferes mejor que como jefe de un partido político”, declaró Muñoz Marín en su discurso. “La política de Puerto Rico ha sido desastrosa para los intereses de las clases sociales que necesitan justicia del gobierno. La política ha sido un jueguito de políticos en San Juan, haciendo sus combinaciones como si la política fuese un oficio aparte, sin relación con las necesidades y la voluntad del pueblo. Por eso yo me sentiría mejor aquí como chófer, como trabajador, que como jefe político”.[29] Les pidió a los choferes que toda acción que realizaran –ya sea la huelga o poner presión para obtener leyes justas– debería siempre operar en la unidad de estos. Anunció que, de ganar las elecciones, el Partido Popular ya tenía listos varios proyectos de ley. Uno de ellos proponía declarar los carros públicos como instrumentos de trabajo; otro buscaba reducir el impuesto sobre la gasolina; y una tercera iniciativa planteaba enmendar la Carta Orgánica para que la Comisión de Servicio Público no fuera nombrada por el gobernador, sino electa por el pueblo.[30] Este contenido obrero, centrado en la unidad y la justicia social, formaba parte del discurso de Muñoz y representaba una estrategia clara para capturar a una de las fuerzas obreras más organizadas del país, que operaba fuera del marco de la FLT. Luego del IV Congreso, la Asociación de Choferes (AC) continuó fortaleciéndose: para marzo ya se reportaba que estaba compuesta por cuarenta uniones locales y 5,000 miembros.[31]
Muñoz Marín también se presentó unos meses después a la celebración del Día Internacional de los Trabajadores (Primero de Mayo). El PCPR decidió participar en tres ciudades distintas. En Mayagüez estarían Juan Santos Rivera, Adrián Sotomayor y Jaime Deriberprey; en San Germán, José Lanauze Rolón; en San Juan, Alberto Sánchez.[32] Fue en esta última que Muñoz Marín ofreció un discurso. En la Plaza Baldorioty se congregaron cerca de 500 personas –muchos eran obreros que provenían de uniones lideradas por los comunistas. También auspiciaron la actividad la Liga Pro Democracia, una agrupación presidida por Eugenio Font Suárez, y el Frente Popular Español. Los temas abordados ese día nos ofrecen una idea del tono radical de la celebración: se habló de una “humanidad libertada de la horrible plaga del desempleo”, por la restauración de España y Checoslovaquia –“sojuzgadas bajo la bota del traidor Francisco Franco y el dictador alemán [Adolf Hitler]”–, de la liberación de Etiopia y Albania, de “la defensa de la gran democracia social de la Unión Soviética” y de la libre determinación de Puerto Rico.[33] No es de extrañarnos que ese Primero de Mayo quedara registrado en los reportes semanales de “actividades subversivas” de la inteligencia militar estadounidense, indicando que la celebración y sus discursos eran de tendencias comunistas. El reporte deja bien claro que uno de los oradores era: “Luis Muñoz Marín, presidente del ‘Partido Popular Democrático’ o el ala izquierda del Partido Liberal”.[34]
Paralelamente, el movimiento de los desempleados mostraba un nuevo impulso de lucha. En febrero, bajo la dirección de Pilar Llanos, se fundó la Unión Protectora de Desempleados (UPD). La unión buscaba presionar al gobierno local y federal sobre las condiciones de vida, los monopolios corporativos, la ayuda limitada que llegaba a la isla y la corrupción gubernamental. Sus demandas centrales eran extender las ayudas federales del Nuevo Trato y fomentar el desarrollo industrial.[35] Nuevamente, Muñoz Marín aprovechó la oportunidad y ofreció un discurso en el congreso fundacional de la UPD el 28 de febrero. Ante 598 delegados, Muñoz “lamentó la miseria, angustia y hambre que sufría el pueblo de Puerto Rico”.[36] Propuso que si los desempleados “votaban por un partido que no compraba los votos y que no le debía nada a los grandes intereses, el gobierno les pertenecería a aquellos que han sufrido”.[37]
En el verano de 1939, Juan Sáez Corales se unió a la UPD. Sáez Corales, quien apenas había vuelto de Nueva York, se convirtió en el editor del periódico de la unión, Justicia Social. Su labor más importante fue organizar una marcha de hambre en el otoño.
En la tarde del jueves, 21 de septiembre, miles de obreros y desempleados salieron desde Barrio Obrero, en Santurce, cruzaron la avenida Juan Ponce de León y llegaron hasta el Viejo San Juan para presentar sus demandas al gobernador William D. Leahy.[38] Representantes de múltiples organizaciones estuvieron en la marcha, incluyendo a Muñoz Marín, que se presentó como uno de sus delegados. En una carta dirigida a la UPD, días antes de la marcha, Muñoz Marín señaló que la unión no era “una organización partidista”. “El problema del desempleo”, continuó, “por su carácter grave, incumbe a todas las organizaciones políticas, religiosas y cívicas. Una de las tareas más importantes de la U.P.D. es traer a sus luchas todas las fuerzas que desean mejorar las condiciones de los empleados”. “El hambre no se debate políticamente, y nuestro Partido Popular Democrático está, por lo tanto, obligado a dar toda su cooperación en este movimiento pacífico y ordenado para dar curso a las justas demandas de los desempleados que han pertenecido a todos los partidos de Puerto Rico”.[39]

Marcha de Hambre de los desempleados en la Plaza Baldorioty de San Juan. El Mundo, 22 de septiembre de 1939, pág. 8.
El PCPR dominó las delegaciones y la comisión que le entregaría el documento de demandas al gobernador. Además de Sáez Corales, participaron en la marcha Alberto Sánchez, Juan Santos Rivera, Juan Antonio Rosado, Sergio Kuilan y Luis Arguinzoni.[40] Aunque la comisión no pudo reunirse con Leahy, el despliegue en la Plaza Baldorioty en San Juan fue impresionante. Consolidaba la fuerza social que representaban los desempleados. Muñoz Marín tuvo que reconocer que la labor organizativa de los comunistas y sus posiciones claves en las distintas uniones serían vital para continuar extendiendo su apoyo en el movimiento obrero.
Esto también fue evidente con los trabajadores de los muelles. En el verano de 1939, los trabajadores del muelle de Ponce entraron en conflicto debido a que los descuentos en sus cheques iban a ciertos partidos políticos y por violaciones a la Ley Wagner. Muñoz Marín, junto a otros líderes del PPD, se dirigió a Ponce, se comprometieron a resolver la situación y, otra vez, les pidió a los obreros no vender el voto. Se reunió con el procurador general –y amigo– Benigno Fernández García y con el fiscal federal, Cecil Snyder, para buscar una solución al conflicto.[41] Igualmente, en San Juan, el PPD apoyó las manifestaciones en los muelles, incluso logrando la liberación de dos trabajadores arrestados.[42]
Hacia finales de 1939 parecía que la alianza entre comunistas y populares ya era un hecho. El Comité Central del PCPR, en su tercera reunión plenaria a finales de agosto, decidió que los comunistas debían inscribirse a votar y apoyar el programa del PPD.[43] En su resolución, el PCPR señaló: “No excluimos la posibilidad de inscribir nuestro Partido y participar en las justas electorales sin comprometernos a ningún otro candidato, sin embargo, retiraremos cualquier candidatura o todas, si éstas pueden restarles fuerzas a los candidatos progresistas y ser causas de su derrota”.[44] Para los comunistas, los populares representaban un bloque electoral progresista. El Comité Central creía que inscribir el PCPR o sus miembros realizar un boicot electoral les haría daño a las posibilidades del Partido Popular. “En este sentido”, continuaba la resolución, “nosotros vemos en el Partido Popular Democrático el organismo político que puede encarnar el programa de unificación de todo nuestro pueblo y el principio del frente popular democrático”.[45]
Los comunistas gozaban de prestigio dentro del movimiento obrero y la posibilidad de un frente popular con los populares parecía consolidarse de cara al nuevo año. No obstante, un nuevo giro en la estrategia de la Internacional Comunista desaceleraría el acercamiento entre Muñoz Marín y los comunistas.
FIN
REFERENCIAS [1] Bolívar Pagán, Historia de los partidos políticos puertorriqueños 1898-1956, tomo II (San Juan, Puerto Rico: M. Pareja Montaña, 1972 [1959]), 159. [2] Miguel A. Santín, “Ellsworth relata como condenaron a Albizu”, El Imparcial, 4 de febrero de 1939, pp. 8 y 38. [3] Georg Fromm, César Andreu Iglesias: aproximación a su vida y obra (Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1977), 133. [4] Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (UPR – RP), Centro de Investigaciones Históricas (CIH), Colección César Andreu Iglesias, Expediente: Partido Comunista Puertorriqueño (PCP), Caja: 14, Cartapacio: 4, Núm. 1, pág. 1. La traducción es mía. [5] Luis Muñoz Marín, Jenaro A. Gautier y Ildefonso Solá Morales, “El Comité Ejecutivo del Partido Popular Democrático rechaza el endoso que le había dado el Partido Comunista de la isla”, El Mundo, 1 de febrero de 1940, pp. 9 y 12. [6] FBI, Carpeta del Partido Comunista Puertorriqueño (PCP), subserie 2 (PCP-SJ-100-20-vol 3), folio 40. [7] Luis Muñoz Marín. Memorias 1898-1940 (San Juan, Puerto Rico: Universidad Interamericana de Puerto Rico, 1982), 200. [8] Estela Ruaño, “Muñoz Marín elogia obra de Ellsworth”, El Mundo, 9 de enero de 1968, pág. 9 [9] Ibid., 29. [10] Mario Ramos, “Aquellos comunistas populares”, El Vocero [en línea], 23 de febrero de 2018, en https://www.elvocero.com/opinion/aquellos-comunistas-populares/article_5729d920-1842-11e8-81c0-2bfe584783f7.html. Hay que señalar que Ramos no provee documentos específicos, solo se remite a “documentos de la División de Inteligencia de la Policía que minuciosamente recopiló la información durante esos años y que hoy obran en el Archivo General de Puerto Rico”. [11] Carlos Román Espada, “César Andreu Iglesias: ante un inmortal de la historia” (Tesis de doctorado, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2023), 135. [12] Silvestrini, Los trabajadores puertorriqueños, 123. [13] Ibid., 123-127. [14] Luis Muñoz Marín, Memorias, 154. [15] Ibid. [16] Ibid., 155-163. [17] Rubén Nazario Velasco, El paisaje y el poder: la tierra en el tiempo de Luis Muñoz Marín (San Juan, Puerto Rico: Ediciones Callejón, 2014), 167. [18] Quintero Rivera, Base sociales de la transformación ideológica del Partido Popular, 173-215. Aunque difiero con algunos de sus argumentos, su aporte sigue teniendo un enorme valor para la historiografía de los orígenes del PPD. [19] Muñoz Marín, Memorias, 186. [20] José J. Rodríguez Vázquez, El sueño que no cesa: la nación deseada en el debate intelectual y político puertorriqueño 1920-1940 (San Juan, Puerto Rico: Ediciones Callejón, 2004), 481. [21] Muñoz Marín, Memorias, 172. [22] Como expliqué en el capítulo anterior, no cuento con alguna copia de Lucha Obrera, pero sí con la imagen que reproduce Ángel Quintero Rivera en su clásica obra sobre el movimiento obrero puertorriqueño. Véase el recorte de Lucha Obrera, año. 3, núm. 14, 8 de marzo de 1937, pág. 1 en Ángel G. Quintero Rivera, Lucha obrera en Puerto Rico: antología de grandes documentos en la historia obrera puertorriqueña (San Juan, Puerto Rico: Ediciones Laberinto, 2024 [1971]), 202. [23] El programa de los bolcheviques utilizaba “Paz, pan y tierra”. Carlos Taibo, Historia de la Unión Soviética: de la revolución bolchevique a Gorbachov (Madrid: Alianza Editorial, 2022 [2010]), 67. [24] Dos síntesis de estos debates se encuentra en los siguientes trabajos: Villaronga Sweet, Towards a Discourse of Consent, 59; Román Espada, “César Andreu Iglesias”, 130-131. [25] Villaronga Sweet, Towards a Discourse of Consent, 59. [26] Alberto Sánchez, “Informe al Segundo Plenum del Comité Central de P.C.”, 21 de agosto de 1938, pág. 12, citado en Lugo del Toro, Nacimiento y auge, 126. [27] “Puerto Rican CP Leader Sees Lima a Blow to Fascism”, The Daily Worker, 6 de diciembre de 1938, pág. 4. La traducción es mía. [28] Villaronga Sweet, Towards a Discourse of Consent, 47. [29] Comité de Información Pública del Partido Popular Democrático, “Muñoz Marín habló ante el congreso de los chóferes”, El Mundo, 1 de febrero de 1939, pág. 4. Matos Vidal lo detalla en Francisco Colón Gordiany, 165. [30] Comité de Información Pública del Partido Popular Democrático, “Muñoz Marín”, pág. 4. [31] Matos Vital, Francisco Colón Gordiany, 169. [32] Juan Santos Rivera, “Queda constituido Comité Pro Celebración del Primero de Mayo, en Mayagüez”, El Imparcial, 29 de abril de 1939, pág. 33; Joaquín Monteagudo, “Panorama”, El Imparcial, 6 de mayo de 1939, pág. 20. Monteagudo reporta que Lanauze Rolón rompió la armonía de la celebración al querer hablar. [33] Liga Pro Democracia, “Liga Pro Democracia celebra el 1º de Mayo”, El Imparcial, 1 de mayo de 1939, pág. 17. [34] “Weekly Summary of Certain Political Activities – P.R. Area”, pág. 1, UPR-RP, CIH, Proyecto Caribeño Justicia y Paz (PCJP), Caja: 20, Cartapacio: 3, Número: 1. Una transcripción del reporte se encuentra en Jorge Rodríguez Beruff, “La pugna entre dos grandes sistemas en el discurso político de Luis Muñoz Marín hasta Pearl Harbor”, en Puerto Rico en la Segunda Guerra Mundial: Baluarte del Caribe, ed. Jorge Rodríguez Beruff y Jose L. Bolívar Fresneda, 2da ed. (San Juan, Puerto Rico: Ediciones Callejón, 2015), 58-59; también por el mismo autor, Strategy as Politics: Puerto Rico on the Eve of the Second World War (San Juan, Puerto Rico: La Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2007), 329. [35] Villaronga Sweet, Towards a Discourse of Consent, 52. [36] Ibid., 53. La traducción es mía. [37] Ibid. La traducción es mía. [38] Leahy apenas llevaba dos semanas en el cargo. Juan Sáez Corales, “Manifestación de Desempleados se celebrará mañana jueves en San Juan”. El Mundo, 20 de septiembre de 1939, pág. 15. [39] Luis Muñoz Marín a la Unión Protectora de Desempleados (UPD), El Mundo, 16 de septiembre de 1939, pág. 4. [40] “Comisión desempleados no pudo ver a Leahy en relación marcha hambre”, El Imparcial, 22 de septiembre de 1939, pág. 1. [41] “Muñoz Marín solicita del procurador Fernández García que se investigue la deuda de muelles de Ponce con los trabajadores”, El Mundo, 29 de julio de 1939, pág. 4; “Protestan ante el fiscal Snyder”, El Mundo, 9 de septiembre de 1939, pág. 14. [42] Villaronga Sweet, Towards a Discourse of Consent, 57. En San Juan los populares indudablemente interactuaron directamente con César Andreu Iglesias, quien dirigía la UDEM. [43] No hay hasta el momento documentación sobre esta reunión, sabemos que ocurrió debido a una mención que hace Alberto Sánchez en una carta que le envía al columnista E. Combas Guerra a finales de enero de 1940. Sánchez señala que la resolución fue publicada a finales de agosto en La Correspondencia de Puerto Rico, sin embargo, no he tenido suerte en localizarla al verificar dicho periódico. Favor de ver Alberto E. Sánchez a E. Combas Guerra, El Mundo, 31 de enero de 1940, pág. 9. [44] Esto sale de la resolución final que es reproducida en Alberto E. Sánchez, “Partido Comunista apoya programa Partido Popular”, El Imparcial, 19 de enero de 1940, pág. 27. [45] Ibid.