Soy testigo de la luna y sus conejos.
Laboro con los ojos de ella,
pero sigo pensando en sus muslos de tabaco
y bugambilias.
Le miré el cielo de su cicatriz morada
y me sentí tan sucio, tan humano.
Tú eres mi salvación y mi tragedia.
Estoy condicionado a tus tetas de arcilla
y a tu sensibilidad de hembra y caramelos.
1.
Estoy cerrando el círculo del fuego.
Sin más armamento que un refugio de miedo y calambres.
Harto de respirar y no dormir,
desinfectándome con los engaños de las flores,
cavilando frente a las ruinas de mi insolencia.
Me busco, te busco
y la noche es tan perversa
que no permite crucificar mis dioses terrenales.
Le pido al señor de los espejos
que me haga partícipe de tus versos sin rima.
Y cuando digo que el alma es un tormento, un nido,
una sombra, una vulva morada, un pene sin oficio;
es porque hay como un destello audaz, pervertido,
sonámbulo y casi mudo.
Estoy acostumbrado al orden de la luz,
a las calamidades de la mosca en el cristal.
Me preguntan por tu nombre.
Necesito entender la oración
y los caracoles implicados.
Los calcetines que tengo son nuevos,
algo me aprieta en la orilla izquierda del talón de Aquiles.
Me sacudo como perro recién lloviznado
y miro el mundo por el ojal de mi camisa
de hombre de carretera y camisas manchadas.
Busco a Natalia Lafourcade y le digo:
Nati. Ni pa dios me dejes solo.
La joven me mira con deseos
de cosechar puñales y orquídeas sin nombre.
Es una cantante exquisita, pero el vulgo es de piedra de pedernal.
Natalia comienza a cantar.
El importante pone un disco de Maluma.
¡Ah……….. Maluma!,
hasta el nombre es un imperio de basura,
cosas de cárcel y biblias en el sobaco.
Me limpio los labios con la manga derecha de la camisa
y me acuerdo de mi amigo poeta.
Los vecinos ríen, la vecina más cercana
ríe con instintos carnales.
Ella es una pieza de lujuria sonreída y vociferante.
Está rica y poderosa.
Me gusta su risa,
honestamente, me excita.
Miro por la penúltima hoja de la ventana y la observo.
Es una canalla con instintos de conscupiscencia y animales de granja.
Agarro el gallito de algarrobo que tengo en el bolsillo
y lo aprieto.
El día está como caramelo pegajoso.
§
[blockquote align=»right» author=»»]
Nacido en Arecibo (1958) Ha sido incluido en varias antologías de poesía como Malhablar, Albizu en dos tiempos, El límite volcado y Este juego de látigos sonrientes… En el 2011 publicó el poemario Los húmedos contornos de la fruta.
[/blockquote]