De un tiempo a estos días
se fueron perdiendo las palabras.
Los rostros se desvanecían
y los sentimientos ya no estaban.
Ocurrió tan imperceptiblemente
así como desaparecen en las tormentas
los grandes árboles, las viejas casas
llevadas por el vendaval que todo arrasa.
Cada hora era la eternidad disfrazada.
Nada llenaba los espacios.
Todo era sombrío, opaco, frío.
La vida se fue a los confines de la nada.
Las sentidos se fueron embotando.
Las certezas contra la realidad se estrellaban.
¿En qué obscuro laberinto se perdió la esperanza?
¿A dónde se marcharon las palabras?
Hoy, que he recuperado algunas
se han quedado flotando sobre el agua.
Una gran incertidumbre me acompaña.
No se si al amanecer podré encontrarlas.
FIN
Erasto Zayas Núñez nació en el pueblo de Santa Isabel, Puerto Rico el 7 de septiembre de 1949. Realizó estudios en las escuelas públicas del país y los universitarios en la Universidad de Puerto Rico. Recinto de Río Piedras y la Universidad Católica de Ponce. Casado, tiene cinco hijos y es el feliz abuelo de cuatro nietos. Escribe cuentos, poesía y durante dos décadas publicó una columna de opinión en el semanario El Oriental. Ligado al movimiento obrero en su capacidad de comunicador por más de medio siglo, actualmente se desempeña como administrador de la Unión General de Trabajadores.